Por fuera el álbum (Hard Candy) promete una embriaguez agridulce, pero suena como una mezcla de hip-hop, R&B y dance como la que se escucha día tras día en la radios estadounidenses. A punto de cumplir 50 años, Madonna no suena como una reinvención de sí misma, sino más bien como una copia de Nelly Furtado o Britney Spears. (Vía: "Madonna a la sombra de los dioses del rap...")
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